Pasadas 24 horas, el mundo del atletismo sigue sin salir de su asombro. Cuando la etíope Tigst Assefa estableció el pasado año en Berlín un nuevo récord mundial (2h11:53) que mejoraba en más de dos minutos la anterior marca (2h14:04), en poder de la keniana Brigid Kosgei desde 2019, todo los expertos estaban de acuerdo en que la nueva plusmarca iba a durar un buen puñado de años.
Un pronóstico que saltó por los aires este domingo en Chicago con la descomunal exhibición de Ruth Chepngetich. La keniana no sólo mejoró el tiempo de Assefa sino que bajó de las dos horas y 10 minutos (2h09:56), algo sencillamente impensable para un mujer por mucho que las zapatillas 'mágicas' hayan ayudado lo suyo en esta revolución constante de las pruebas de fondo.
Y todo ello mientras los aficionados al atletismo se lamentaban aún por lo que pudo haber sido y no fue tras el triste fallecimiento de Kelvin Kiptum, el hombre que estaba llamado a romper la mítica barrera de las dos horas en un maratón homologable tras quedarse a sólo 36 segundos el pasado año por las mismas calles de la Ciudad del Viento.
La hazaña de Chepngetich es tan extraordinaria que estamos hablando de una marca con la que hubiera ganado maratones en categoría masculina no hace tantos años. Para que se entienda, sólo 22 españoles han corrido más rápido que ella los famosos 42 kilómetro y 195 metros. El vigésimo tercero, Camilo Santiago, tiene el mismo crono que la keniana.
El hoy exitoso entrenador Antonio Serrano logró una marca de 2h09:13 en el Maratón de Berlín de 1994 y se convirtió en el primer español en romper la barrera de las dos horas y diez minutos. Es decir, hasta esa fecha, ningún español había corrido más rápido que Chepngetich.
El propio Serrano valoraba así lo logrado por la africana: "Hemos visto un caso excepcional. A una atleta especial, en un día perfecto que arriesgó y le salió bien. De todos modos, la mujer se incorporó más tarde al deporte y se sabía por los fisiólogos que en pruebas de resistencia tenía mucho margen de mejora".
Hemos visto un caso excepcional. A una atleta especial, en un día perfecto que arriesgó y le salió bien
"De todos modos, no hay que asustarse de las marcas que estamos viendo en los últimos años. Los atletas toma hidratos y sales minerales desde el kilómetro 5 y ya no chocan con el muro muscular de los 30", añadió el entrenador de estrellas de nuestro atletismo como Marta Pérez, Adel Mechaal e Irene Sánchez Escribano.
Serrano tiene claro también que pronto caerá la barrera de las dos horas en la prueba masculina: "En cuanto un hombre pase en 59 pelados por el medio maratón y sea capaz de aguantar el ritmo veremos ese récord. Además estrellas como Kiplimo, Kejelcha y Barega ya han anunciado que van a dar el salto al maratón y son claros candidatos a la plusmarca".
En cuanto un hombre pase en 59 pelados por el medio maratón y sea capaz de aguantar el ritmo bajará de las dos horas. Además estrellas como Kiplimo, Kejelcha y Barega ya han anunciado que van a dar el salto al maratón
Más allá de esta importante valoración, el tiempo de Chepngetich sigue siendo una auténtica 'marcianada', porque de las 214 federaciones adscritas a World Athletics, el organismo que rige el deporte rey de los Juegos Olímpicos, 168 tienen un récord nacional masculino peor que el de la africana.
Hablamos de países como Austria, Chile, Colombia, Cuba, República Checa, Finlandia -sí, la tierra de Paavo Nurmi y Lasse Viren-, Grecia, Hungría, India, Jamaica, Rumanía, Serbia, Eslovenia, Uruguay o Venezuela, en los que ningún hombre ha roto aún la barrera de las dos horas y diez minutos. Alucinante, ¿no?
La tabla húngara
Pese a todo, hay otro dato que ejemplifica aún mejor el valor de la marca lograda por Chepngetich. Hablamos de la famosa 'tabla húngara', que pasamos a explicar para los profanos en la materia.
La tabla húngara es un sistema de puntuación reconocido por World Athletics según el cual a cada marca atlética se le asigna un valor numérico determinado. Este valor se basa en datos estadísticos exactos aplicados a una fórmula matemática. Suena complicado pero es bastante sencillo.
Se coge una marca y se coteja la tabla húngara, que asigna un valor numérico. Pongamos un ejemplo. Un atleta corre los 800 metros en 1:45.12. Eso, según la tabla húngara, equivale a 1.170 puntos. Si hubiera corrido en 1:45.09 hubiera logrado 1.171 puntos y si hubiera hecho 1:45.10 ó 1:45.11, también serían 1.170 puntos. Es decir, cada tres centésimas logras un punto más en esta escala. Eso en los 800 metros masculinos. Cada prueba tiene lógicamente su propia tabla de puntuación.
El récord de la keniana, sin ir más lejos, está valorado en 1.339 puntos, exactamente los mismos que los 6,26 metros que logró Armand Duplantis en la reunión del 25 de agosto en Chorzów (Polonia), un nuevo récord del mundo.
El rey no es Usain Bolt sino Jan Zelezný
Usted, que es un lector avezado, se preguntará si hay récords mundiales más valiosos que el logrado por Chepngetich según la tabla húngara y la respuesta es sí. Para empezar, los 9.58 de Usain Bolt en Berlín 2009. La plusmarca mundial de los 100 metros vale nada menos que 1.356 puntos y los 19.19 del jamaicano en el doble hectómetro no se quedan atrás con 1.352.
Pero hay un récord masculino aún más valioso según la tabla húngara. Hablamos de los 98,48 metros que el checo Jan Zelezný tiene como tope mundial en la jabalina desde 1996. Eso vale 1.365 puntos. Otras plusmarcas más valiosas que los 2h09:56 de la keniana son los 45.94 de Karsten Warholm en los 400 vallas (1.341) y los 8,95 de Mike Powell en la longitud (1.346).
Mejor que casi todas las 'sospechosas'
Si pasamos a la categoría femenina, el récord mundial más valioso según la tabla húngara es el de la discóbola de la extinta Alemania Oriental Gabriele Reinsch, que alcanzó los 76,80 metros en 1988, lo que equivale a 1.382 puntos.
Otra lanzadora del Este, la soviética Natalya Lisovskaya, tiene 1.372 puntos por los 22,63 metros que logró un año antes con el peso. No hace falta que hablemos de las sospechas de dopaje de estado que ensombrecen esos registros, que a día de hoy son inimaginables en el atletismo femenino.
Por último, si comparamos los 1.339 puntos de Chepngetich con otras pruebas icónicas del atletismo, el resultado no deja lugar a dudas de que hablamos de una marca, en teoría, 'imposible'.
En los 100 metros, equivale a 10.38, 11 centésimas mejor que el récord mundial de la fallecida -y también dudosa- Florence Griffith Joyner. La estadounidense tiene también la plusmarca del 200 en 21.34, pero si una mujer quiere emular a la keniana en esta prueba debería correr en 21.06...
El reto de McLaughlin
En los 400, es casi un segundo mejor que los 47.60 que la germana oriental Marita Koch tiene como tope mundial desde 1985. En concreto, 46.77. Lo mismo pasa con el 800, donde los 1:53.28 de la checoslovaca y 'poco femenina' Jarmila Kratochvílová reinan desde 1983. En su caso, los 1.339 de Chepngetich equivale a 1:50.49.
¿Hay por tanto alguna mujer que pueda igualar a la keniana en el atletismo actual? Puestos a ser optimistas, sí. La elegida es la estadounidense Sydney McLaughlin, que este mismo año, en la final olímpica, establecía una plusmarca mundial en los 400 vallas con 50.37 segundos (1.322 puntos).
Si la reina de las vallas bajas quiere llegar a esos 1.339 puntos de la africana debería romper por fin la mítica barrera de los 50 segundos. En concreto, 49.87 segundos. ¿Imposible? No usen ya esa palabra...
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